6 de novembre del 2005

06/11/2005 - Tusse de Remuñe



Es sábado, sobre las tres de la madrugada. Llegamos a Benasque. Seguimos unos cuantos kilómetros más y pasado el Barranco de Remuñe, a la altura del Hospital de Benasque paramos al lado de la carretera y nos preparamos para dormir (1800 m).

El cielo está despejado pero cae algo de nieve, posiblemente por el viento, de todas formas hace más frío del que esperábamos y descartamos lo de hacer un vivac, así que Alex dormirá en su coche y Gordo, Lluis, Quim y yo en la furgo.

Nos despertamos muy pocas horas después y el cielo esta tapado, aunque tampoco parece que estas nubes vayan a durar mucho. Almorzamos algo, preparáramos las mochilas y nos ponemos en marcha con calma… con mucha calma.

Después de un tranquilo paseo llegamos hasta las inmediaciones del Ibonet de Remuñe (2200 m) en una zona donde además de una pequeña covacha hay un par de vivacs lo bastante aceptables como para no discutirlo más de la cuenta. Nos ponemos manos a la obra y en poco tiempo ya tenemos las dos tiendas montadas.

Como la idea, es intentar hacer cuatro cimas el mismo día nos ponemos en marcha sin perder más que el tiempo justo para aligerar nuestras mochilas. En las tiendas dejamos los sacos, hornillos y demás. Nuestras espaldas agradecen el gesto y alegremente en pocos minutos nos metemos en un barranco angosto donde una fina capa de nieve, cubre el camino que pasa por entre las rocas. Cada paso es un patinazo, ascendemos lentamente y perdemos más tiempo del necesario pero al fin se acaba la tortura y llegamos a la confluencia de barrancos (2350 m).

Desde aquí cruzamos el torrente a su margen izquierda y ascendemos por una ladera herbosa hasta una curvatura que ya nos deja ver todo el camino de subida que queda.

La vista no es especialmente la mejor que esperábamos, las nubes se cuelan por entre las cimas, parece que haga mucho viento allá arriba y a nuestras espaldas, también la zona de la Maladeta se está quedando cubierta. Seguimos observando un rato sin decidirnos a continuar y nos sobreviene como un cansancio sobrenatural que unido a las famosas excusas de que esta todo tapado y no se ve nada, que si se nos hará de noche y mañana tenemos todo el día y alguna más, nos ayuda a ponernos de acuerdo en dejarlo para el día siguiente y volver a las tiendas.

Justo antes de empezar la vuelta nos encontramos con tres personas, charlamos un poco con ellas y poco después nos despedimos para encontrarnos de nuevo con el pesado barranco, ahora de bajada.

Llegamos a las tiendas y nos preparamos algo de comer mientras una fina nevada nos da parte de la razón del abandono. Casi se agradece y nos deja la conciencia un poco más tranquila.

Está todo tapado y sigue nevando un buen rato mientras comemos. Ahora la nevada ya pasa a ser un claro ejemplo de porque hemos hecho bien en no subir.
Pasamos el resto de la tarde probando algún paso de bloque y charlando, arreglando el mundo y contando batallitas.

Cuando la luz empieza a declinar la mejor opción es una cena, así que en unos instantes ya estamos cocinando. Al oscurecer, poco después de acabar la cena, nos metemos en las tiendas para dormir. Son sobre las seis y media de la tarde pero quien más quien menos, el viernes se levantó pronto para ir a currar y no fuimos a dormir hasta casi las cuatro por lo que faltan horas de sueño y este es un momento inmejorable para recuperar unas cuantas.

Pasa la noche y aun es oscuro cuando suenan los despertadores. Alex y Lluis no han dormido mal del todo pero en nuestra tienda hemos estado un poco más apretados y una posición que no fuera la de palo no ha sido más que una ilusión. Almorzamos rápidamente y nos ponemos en marcha.

Descartamos la subida por el estúpido barranco, se pierde mucho tiempo y además de incómodo, a estas horas de la mañana tiene que estar todo helado. Subimos hacia nuestra derecha, por entre piedras y hierba, la ladera. Una vez ganamos algo de altura nos dirigimos hacia el circo hasta que llega un momento en el que ya no tenemos muy claro el camino.

Estamos estupidamente despistados, igual, tendríamos que haber seguido el torrente de la derecha en vez de subir tanto. Tanteamos un poco el terreno y decidimos que la opción más cómoda es bajar comodamente por una tartera hasta el fondo del circo.

Una vez abajo, empezamos una interminable ascensión, por una canal inestable de roca y nieve que poco después se convierte en una canal con bastante nieve y una capa de hielo debajo. Entre resbalones y nieve hasta las rodillas vamos progresando cansinamente hasta llegar a un plateau desde donde podemos ver el Ibón de Malpás (2713 m) ahora bastante más abajo, e intuir el camino real de subida.

Desde aquí solo queda girar un poco a la derecha y encaminarse hacia la brecha que hay entre el Tusse de Remuñe y el Pico Rabadá pero ya que estamos metidos en faena optamos por una canal que sale en diagonal hacia la izquierda. La canal no es precisamente un paseo, es estrecha y tiene bastante inclinación pero es bastante bonita y lleva hasta casi la cima.

Cuando salimos de la canal un viento gélido nos golpea. Ahora si hace mucho frío. Llegamos hasta la cima, a nuestra derecha, del Tusse de Remuñe (3041 m) y estudiamos la cresta hasta el Malpás.

No se si la cresta es muy difícil, pero entre la espectacularidad, la nieve, el frío y sobretodo el viento activa en nosotros la decisión, en tiempo record, de que con esta cima ya tenemos suficiente.

Para no bajar por donde hemos subido, al menos a mi lo de bajar la última canal de espaldas, no me hace ninguna gracia, optamos por seguir la arista de Remuñe, un paseo bonito con vistas espectaculares.Una vez llegados a la Forca de Remuñe la rodeamos por el lado de Lliterola y poco después ya estamos en el Portal de Remuñe (2831 m) desde donde empezamos a descender hacia nuestro estimado barranco. Superado este ya solo queda llegar a las tiendas, desmontar, cargarse todo a la espalda y llegar hasta la carretera.