6 de novembre del 2005

06/11/2005 - Tusse de Remuñe



Es sábado, sobre las tres de la madrugada. Llegamos a Benasque. Seguimos unos cuantos kilómetros más y pasado el Barranco de Remuñe, a la altura del Hospital de Benasque paramos al lado de la carretera y nos preparamos para dormir (1800 m).

El cielo está despejado pero cae algo de nieve, posiblemente por el viento, de todas formas hace más frío del que esperábamos y descartamos lo de hacer un vivac, así que Alex dormirá en su coche y Gordo, Lluis, Quim y yo en la furgo.

Nos despertamos muy pocas horas después y el cielo esta tapado, aunque tampoco parece que estas nubes vayan a durar mucho. Almorzamos algo, preparáramos las mochilas y nos ponemos en marcha con calma… con mucha calma.

Después de un tranquilo paseo llegamos hasta las inmediaciones del Ibonet de Remuñe (2200 m) en una zona donde además de una pequeña covacha hay un par de vivacs lo bastante aceptables como para no discutirlo más de la cuenta. Nos ponemos manos a la obra y en poco tiempo ya tenemos las dos tiendas montadas.

Como la idea, es intentar hacer cuatro cimas el mismo día nos ponemos en marcha sin perder más que el tiempo justo para aligerar nuestras mochilas. En las tiendas dejamos los sacos, hornillos y demás. Nuestras espaldas agradecen el gesto y alegremente en pocos minutos nos metemos en un barranco angosto donde una fina capa de nieve, cubre el camino que pasa por entre las rocas. Cada paso es un patinazo, ascendemos lentamente y perdemos más tiempo del necesario pero al fin se acaba la tortura y llegamos a la confluencia de barrancos (2350 m).

Desde aquí cruzamos el torrente a su margen izquierda y ascendemos por una ladera herbosa hasta una curvatura que ya nos deja ver todo el camino de subida que queda.

La vista no es especialmente la mejor que esperábamos, las nubes se cuelan por entre las cimas, parece que haga mucho viento allá arriba y a nuestras espaldas, también la zona de la Maladeta se está quedando cubierta. Seguimos observando un rato sin decidirnos a continuar y nos sobreviene como un cansancio sobrenatural que unido a las famosas excusas de que esta todo tapado y no se ve nada, que si se nos hará de noche y mañana tenemos todo el día y alguna más, nos ayuda a ponernos de acuerdo en dejarlo para el día siguiente y volver a las tiendas.

Justo antes de empezar la vuelta nos encontramos con tres personas, charlamos un poco con ellas y poco después nos despedimos para encontrarnos de nuevo con el pesado barranco, ahora de bajada.

Llegamos a las tiendas y nos preparamos algo de comer mientras una fina nevada nos da parte de la razón del abandono. Casi se agradece y nos deja la conciencia un poco más tranquila.

Está todo tapado y sigue nevando un buen rato mientras comemos. Ahora la nevada ya pasa a ser un claro ejemplo de porque hemos hecho bien en no subir.
Pasamos el resto de la tarde probando algún paso de bloque y charlando, arreglando el mundo y contando batallitas.

Cuando la luz empieza a declinar la mejor opción es una cena, así que en unos instantes ya estamos cocinando. Al oscurecer, poco después de acabar la cena, nos metemos en las tiendas para dormir. Son sobre las seis y media de la tarde pero quien más quien menos, el viernes se levantó pronto para ir a currar y no fuimos a dormir hasta casi las cuatro por lo que faltan horas de sueño y este es un momento inmejorable para recuperar unas cuantas.

Pasa la noche y aun es oscuro cuando suenan los despertadores. Alex y Lluis no han dormido mal del todo pero en nuestra tienda hemos estado un poco más apretados y una posición que no fuera la de palo no ha sido más que una ilusión. Almorzamos rápidamente y nos ponemos en marcha.

Descartamos la subida por el estúpido barranco, se pierde mucho tiempo y además de incómodo, a estas horas de la mañana tiene que estar todo helado. Subimos hacia nuestra derecha, por entre piedras y hierba, la ladera. Una vez ganamos algo de altura nos dirigimos hacia el circo hasta que llega un momento en el que ya no tenemos muy claro el camino.

Estamos estupidamente despistados, igual, tendríamos que haber seguido el torrente de la derecha en vez de subir tanto. Tanteamos un poco el terreno y decidimos que la opción más cómoda es bajar comodamente por una tartera hasta el fondo del circo.

Una vez abajo, empezamos una interminable ascensión, por una canal inestable de roca y nieve que poco después se convierte en una canal con bastante nieve y una capa de hielo debajo. Entre resbalones y nieve hasta las rodillas vamos progresando cansinamente hasta llegar a un plateau desde donde podemos ver el Ibón de Malpás (2713 m) ahora bastante más abajo, e intuir el camino real de subida.

Desde aquí solo queda girar un poco a la derecha y encaminarse hacia la brecha que hay entre el Tusse de Remuñe y el Pico Rabadá pero ya que estamos metidos en faena optamos por una canal que sale en diagonal hacia la izquierda. La canal no es precisamente un paseo, es estrecha y tiene bastante inclinación pero es bastante bonita y lleva hasta casi la cima.

Cuando salimos de la canal un viento gélido nos golpea. Ahora si hace mucho frío. Llegamos hasta la cima, a nuestra derecha, del Tusse de Remuñe (3041 m) y estudiamos la cresta hasta el Malpás.

No se si la cresta es muy difícil, pero entre la espectacularidad, la nieve, el frío y sobretodo el viento activa en nosotros la decisión, en tiempo record, de que con esta cima ya tenemos suficiente.

Para no bajar por donde hemos subido, al menos a mi lo de bajar la última canal de espaldas, no me hace ninguna gracia, optamos por seguir la arista de Remuñe, un paseo bonito con vistas espectaculares.Una vez llegados a la Forca de Remuñe la rodeamos por el lado de Lliterola y poco después ya estamos en el Portal de Remuñe (2831 m) desde donde empezamos a descender hacia nuestro estimado barranco. Superado este ya solo queda llegar a las tiendas, desmontar, cargarse todo a la espalda y llegar hasta la carretera.

25 de setembre del 2005

25/09/2005 - Clarabides


Llegamos el viernes por la noche, o más bien el sábado a eso de las 4 de la madrugada a Benasque (1135 m), hicimos un te y nos pusimos a dormir en la furgo de Gordo, delante de la Barrabes.

Por la mañana y después de un rápido almuerzo cogemos la carretera que remonta el río Esera y muy poco después aparece a la izquierda una pista que rodea un camping y lleva a una explanada vigilada por un abuelete que cobra 3 euros por día para dejar el coche.

Emprendemos la marcha por la pista siguiendo el trazado de la GR11, el día no es muy soleado y eso se agradece. En breve pasamos junto a una retenida de aguas. Después se progresamos a través de bosque junto al cauce del río Estós. Lo cruzamos por el puente de Aiguacarí (1440 m) y pasamos al margen derecho pasando poco después junto al refugio abierto de Santa Ana (1540 m).

Tras dejar la señal de acceso al Bal de Batisielles cruzamos por pasarelas las torrenteras que descienden de Batisielles y Montediego. Parece que el día se está estropeando y cada vez está más nublado cuando llegamos a la pradera donde está la cabaña del Turmo (1730 m).

Cruzamos de nuevo el río Estós mediante otra pasarela y progresamos por la orilla izquierda ascendiendo a través de un pinar por un camino que alguien se está dedicando en estropear.

Una vez superando el límite del arbolado en la desembocadura del Barranco de Gías vadeamos su torrente y llegamos al refugio de Estós (1890 m) justo cuando empieza a llover.

Con lluvia no podíamos seguir y cada vez apretaba más por lo que pasamos dentro y pedimos unos cafés para hacer tiempo. Al acabar los cafés ha parado y sin darle más vueltas decidimos continuar nuestra ruta y probar suerte.

Cogemos el camino que pasa por detrás de los lavabos del refugio llegando en breve junto al torrente de Gías. Pasamos al margen izquierdo siguiendo los hitos que remontan el barranco. Un primer tramo herboso lleva al pie de un salto de agua que nos encontramos totalmente seco. Entonces se cruza a la otra orilla superando un resalte por un corredor. Cuando se abre el Bal de Gías seguimos las fitas permaneciendo en el cauce seco del torrente. Tras pasar junto al lecho de las dos lagunas inferiores de Gías, también sin nada de agua, un último esfuerzo nos deja ver las cimas reflejadas en el Ibón Superior de Gías (2640 m).

Suerte que aquí tenemos agua porque empezaba a temerme lo peor.

Encuentro un maravilloso vivac donde podemos montar las dos tiendas y junto con Quim empezamos a montar la nuestra mientras Gordo y Perill que van un poco más retrasados llegan.

Una vez montada nos ponemos a la faena con la tienda de Gordo mientras de nuevo empieza a gotear. La lluvia es muy fina y por suerte no dura mucho, pasamos el resto de la tarde cocinando, comiendo, charlando y esperando que no caiga una tormenta que nos haga bajar antes de tiempo.

Hemos tenido suerte, la mañana no está muy despejada pero parece que va a aguantar el tiempo por lo que enseguida nos ponemos en marcha.

Rodeamos el Ibón y afrontamos la pedregosa pendiente que lleva al Puerto de Gías (2921 m).

Desde aquí ya solo nos queda subir por la ancha cresta al Clarabide Oriental (3012 m).

Cruzamos el collado (2890 m) y enlazamos con el Pico Clarabide (3020 m) y cresteando una distancia muy corta llegamos al Clarabide Occidental (3008 m).

Desde aquí volvemos al Clarabide Central para bajar hasta la Brecha de Gías y con una fácil grimpada ascender por una chimenea la cima del Pico de Gías (3011 m).

Comemos algo, disfrutamos de unas vistas magnificas mientras descansamos y poco después nos decidimos a empezar el descenso.

En poco tiempo estamos en las tiendas, volvemos a comer algo más, desmontamos el circo y deshacemos el camino de subida hasta el refugio. Descansamos un rato y seguimos la marcha hacia el coche.

Más o menos a medio camino un trueno nos advierte de que ahora sobre las cimas está lloviendo y que posiblemente no tarde en llegar. Poco después empieza a llover y no mucho más tarde cae piedra.

Llegamos los cuatro corriendo a la salvación de la furgo.

21 d’agost del 2005

21/08/2005 - Punta Alta

Llegamos de madrugada al parking del Embalse de Cavallers (1785 m) junto a la abandonada Residencia Enher, hacemos un te y nos ponemos a dormir.

Por la mañana nos levantamos bastante pronto y después de almorzar algo y reorganizar la mochila nos ponemos en marcha.

Volvemos por la carretera hasta encontrar la entrada de una pista y la seguimos hasta pasar unos 100 metros de la quinta curva, donde encontramos una fita que nos indica la entrada a la canal de Comalesbienes.

La ruta va ganando altura a través de un camino sinuoso y arrasado por la erosión. Cuando llegamos hacia el final de la canal Gordo que va en cabeza se pone a grimpar por una canaleta y yo lo sigo. Al llegar Lluis nos advierte de que una flecha roja que no hemos visto nos indica que el camino sigue por la derecha. Superada la barrancada cruzamos un bosque con el camino bien definido. Al salir del arbolado se atraviesa un laberinto de bloques que se difumina entre los rododendros y acercándose al torrente llega al Estany Gran de Comalesbienes (2580 m).

Después de un descanso para recuperarnos seguimos la marcha bordeando el lago por el norte, alcanzado el promontorio que domina la cuenca. La niebla, ahora, lo tapa casi todo y seguimos lo que nos parece que es el camino correcto bordeando el lomo de una cresta para llegar, por un camino que asciende hasta el collado que une los picos de Comalesbienes (2997 m) y Punta Alta. Desde aquí continuamos por la cresta llegando en unos pocos minutos a la cima de Punta Alta (3014 m).

La vista sobre el cresterio de los Besiberris queda bastante tapada por una niebla que a momentos nos ha dejado disfrutar de unas panorámicas excelentes. Estamos solos en la cima, pero la ilusión dura lo que dura hacer la foto de rigor. En pocos minutos una invasión de unas veinte personas nos toma el relevo por lo que nos decidimos a bajar enseguida.

Seguimos un poco la cresta y en un momento desde el primer cuello descendimos por el Barranc de Comalespada. No aconsejo a nadie bajar por aquí. Las fitas, o son casi inexistentes, o nosotros no vimos muchas, el camino es feo y aburrido y ya casi abajo, sobre la cabecera del Embalse de Caballers tuvimos que desgrimpar un poco sobre terreno húmedo y descompuesto ya que supongo que nos despistamos y no seguimos el camino correcto.

Una vez abajo, sobre el camino solo queda bordear el Embalse y llegar por fin al parking.

27 de juliol del 2005

27/07/2005 - Perdiguero


Llegamos de noche. Cruzamos Benasque, recorriendo la cuenca del Río Esera y después de dejar a mano derecha el desvío del balneario, cruzamos el puente del Torrente de Lliterola y aparcamos el coche al borde de la carretera.

La noche es agradable y en pocos minutos ya estamos durmiendo.

Nos despierta un bonito y despejado día. Preparamos las mochilas mientras almorzamos algo y poco después nos ponemos en marcha.

Desde el margen izquierdo del torrente parte un sendero que remonta el pinar y sale al Llano de Llosero (1700 m). Continuamos por la suave y herbosa ladera derecha, perdemos de vista el curso de agua y damos un rodeo para superar un tramo pedregoso que nos lleva al rellano del Turonet de l'Amorriador. Entonces reaparece el torrente, descendemos un poco, hasta la confluencia de los barrancos de Lliterola y de las Fitas de Perdiguero. A la izquierda queda la cabaña de Forcallo (1990 m). Ya que vamos con tiempo y pensamos estar un par de días por aquí arriba, nos desviamos para echarle un vistazo a la cabaña. Cruzamos el puente y llegamos hasta la cabaña.

Esta reformada y es bastante aceptable. Con la excusa descansamos un rato y cuando nos hemos recuperado lo suficiente nos ponemos de nuevo en marcha perdiendo el tiempo de la manera más estúpida intentando reencontrar el camino. Ascendemos siguiendo el curso del torrente y la senda se difumina al penetrar en el angosto Barranco de Lliterola.

Llegados aquí el camino se transforma en un fácil corredor señalizado con hitos y superando una sucesión de plataformas herbosas volvemos al nivel del torrente junto al Ibonet de Lliterola (2470 m). Lo bordeamos por la derecha y cruzamos el torrente continuando por el otro margen. Superados estos pasos trepamos un poco hasta al amplio circo del Ibón de Lliterola (2730 m). Aquí se nota que el viento a empezado a arreciar con fuerza. Antes de llegar al Ibón, giramos a la izquierda avanzando hacia el Collado Ubago. Ganamos altura en busca de la cresta hasta un resalte que obliga a desviarnos un poco hacia la derecha y trepar un poco para retomar la cresta (2950 m).

Una vez en la fácil cresta alcanzamos el Hito E. de Perdiguero (3170 m) sin más complicaciones. El viento es ahora muy fuerte y mientras nos abrigamos unas feas nubes aparecen en el horizonte. Salvamos una suave depresión y alcanzamos el vértice del Perdiguero (3222 m). Proseguimos por la cresta hasta el Hito O. de Pediguero (3176 m).

Una vez de vuelta en el Pico Perdiguero nos tomamos un descanso. Hace mucho viento y a Quico le empieza a doler mucho la cabeza, no creo que sea nada agradable pillar una migraña aquí arriba y tenerla que aguantar todo el día. El viento no ayuda y las nubes cada vez están cada vez más cerca.

Nos ponemos de nuevo en marcha, descendemos por la cresta, en sentido NNE, hasta el Collado Superior de Lliterola (3049 m) y ascendemos un poco para alcanzar la Tuca de Lliterola (3095 m). Seguimos la cresta y ascendemos al Pico Royo (3121 m) y sin perder casi altura, alcanzamos la Punta de Lliterola (3132 m). Desde aquí y siempre por la cresta descendemos un poco y llegamos a la última cima del día, la Aguja de Lliterola (3028 m).

Una vez en la última cima tomamos la decisión, acompañados de un cielo encapotado y el insoportable viento, de volver al coche.

Quedarse a dormir es arriesgarse a pasar una noche muy larga.

Desde aquí, accedemos al Collado Inferior de Lliterola (2983 m) y faldeando por el sur los Picos de Crabioules regresamos al Ibón de Lliterola. Bordeamos por nuestra derecha el Ibón por una senda que discurre entre tarteras y enlazamos con el camino de subida.

Unas finas gotas de agua mojan el parabrisas mientras nos dirigimos a Benasque a comer algo antes de volver para casa.

24 de juliol del 2005

24/07/2005 - Pica d'Estats


Va oscureciendo mientras recorremos la interminable pista de unos 11 kilómetros que parte de Áreu. Es una suerte que en verano se pueda pasar con el coche y así ganar mucho tiempo.

Llegamos hasta una explanada donde una cadena corta el paso a los turismos, fin del trayecto cómodo. Preparamos algo para cenar y poco después ya estamos durmiendo al lado del coche.

Una noche perfecta, cielo estrellado y una temperatura justa para dormir de un tirón.

Llega la hora, despertador, almuerzo, preparación de la mochila y a caminar.

Iniciamos la marcha y en pocos minutos nos encontramos junto al refugio de Vallferrera (1940 m). Desde aquí seguimos un sendero que asciende en zig-zag por entre arbustos y ya con la lengua fuera llegamos a la señalización del desvío, a la derecha, que da acceso al Estany d'Areste. Unos minutos para respirar hondo y poco después llegamos a la plataforma del Coll d'Areste (2100 m). El camino no tiene mucho secreto y a parte de ir encontrando gente todo el rato está muy bien marcado. Emprendemos una travesía con altibajos hasta el Barranc de Sotllo donde realizamos una corta desgrimpada sin más secreto que vigilar un poco donde se ponen los pies. Continuamos y poco después cruzamos el puente que atraviesa un torrente y seguimos por su margen izquierdo. Sucesivos escalones nos van elevando a medida que atravesamos el Pla de Socalma y el Pla de Canalbona hasta el Estany de Sotllo (2392 m). Bordeamos este y después de superar una caudalosa torrentera que viene de la Coma de Sotllo y un resalte de hierba y rocas llegamos al Estany d'Estats (2470 m).

Hasta aquí a sido un paseo pero de todas formas nos apetece un descanso, así que nos apalancamos para disfrutar de la vista de la Pica reflejada en lago mientras comemos algo para engañar al estómago.

Es una burrada la de gente que hay por aquí, por suerte nosotros, esta vez, no vamos a seguir la ruta normal.
Después del descanso y de observar la procesión que cruza por el Port de Sotllo nos desviamos hacia la derecha.

La subida se acentúa y progresamos por un camino pedregoso que asciende por un barranco. Intentamos mantener en todo momento el contacto visual pero nos vamos distanciando cada vez más.

Llegamos a una cascada, cruzamos el torrente y remontando el resalte por donde cae, accedemos al Estany Gelat de la Conca Gelada (2650 m).

Me siento en una piedra unos pocos minutos y llega Gordo.

Otro descanso.

Se nota que hace tiempo que no hacemos nada, suerte que el día es largo y nos quedan muchas horas de sol.

Nos ponemos en marcha de nuevo, otra vez subida, otra vez tartera, el camino es monótono y se hace largo pero por fin alcanzamos el contrafuerte situado al norte del circo y llegamos poco después al Collet de L'Estanyol (2890 m) identificado con un característico mojón de piedras.

Desde aquí la vista nos permite ver la cresta oriental a la Pica d'Estats y la laguna más alta del pirineo catalán, l'Estanyet de Canalbona. Rodeamos la laguna sin perder altura y enlazamos con el cordal en una brecha.

Gordo se ha vuelto a quedar algo retrasado, las ampollas de los pies lo están matando, yo después de tomarme un respiro me pongo en marcha otra vez y tras pasar al Collet Franc de Riufred (2919 m) asciendo una corta pendiente y llego al Rodó de Canalbona (3004 m), casi por casualidad ya que estaba apunto de hacer un flanqueo pensando que la cima era la que venia a continuación.

Traspongo una horcada, prosigo por la pedregosa cresta y pasando una cota secundaria llego al vértice geodésico de la Punta Gabarró (3115 m).

Llega Gordo, yo llevo ya un rato mirando la cresta y desde aquí no hace muy buena pinta. Nos tomamos un buen descanso y cuando un buen rato después nos decidimos a continuar aparecen dos chicos y una chica. Charlamos un rato con ellos y aunque su idea era hacer esta cima ya que no tienen muy claro meterse en la cresta, los animamos a continuar. Es una pena tener el punto más alto de Catalunya a un tiro de piedra y no llegar a el. Nos ponemos en marcha, Gordo se pone en cabeza y yo me quedo al final para vigilar un poco los pasos de dos de ellos.

La progresión se complica un poco. Encontramos un primer obstáculo, un muro de unos tres metros con buenos agarres, y poco después otro similar que superamos sin problemas. La verdad es que la cresta es más impresionante vista de lejos.

Superados estos pasos encontramos una pequeña brecha y pasamos al lado de Arieja, que es más fácil. Desde aquí remontamos unos bloques superpuestos y ganamos altura con relativa facilidad hasta llegar a la cima de la Pica d'Estats (3143 m).

Hacemos las fotos de rigor, nos despedimos de los tres y casi enseguida salimos de allí ya que la cima está superpoblada y a parte de las vistas, quedarse aquí un rato es bastante agobiante.

En pocos minutos llegamos al Pic Verdaguer (3131 m), un poco más tranquilo que el anterior.

Un par de fotos más y nos ponemos en marcha.

Perdemos un poco de altura en dirección al Montcalm y aprovechamos uno de los vivacs que hay, para perder la tarde y pasar la noche. Por suerte agua no falta ya que nos hemos pasado el día con una garrafa de cinco litros cada uno.

Ya empieza a clarear cuando nos despertamos, o más bien cuando nos levantamos. La elección del vivac no ha sido la mejor y la noche no ha sido todo lo agradable que esperábamos.

En fin, almorzamos algo y nos ponemos en marcha.

En pocos minutos, muchos menos de los que creemos, desde el Coll de Riufred y por un zigzagueante camino llegamos a la cima del Montcalm (3077 m).

Saludamos a una gente que ha hecho vivac en la cima y volvemos al Coll de Riufred para deshacer casi al trote el camino normal de ascensión a la Pica d'Estats. Mediante un flanqueo y dejando a nuestra derecha el Etang de la Cometat d'Estats, llegamos al Port de Sotllo (2894 m). Desde aquí giramos a la derecha para ganar altura por terrazas rocosas y terreno inestable para alcanzar la última cima, Pic de Sotllo (3072 m).

El descenso normal sería bajar de nuevo hasta el Port de Sotllo y desandar la ruta normal pero ya puestos a caminar y al ser tan pronto decidimos dar un poco más de vuelta.

Descendemos cresteando hasta un cuello y desde allí flanqueamos primero y descendemos después, hasta los lagos de Sotllo, en el circo de Sotllo.

Un tranquilo paseo por llano y llegamos al último lago. Desde este viramos a la izquierda y siguiendo el torrente descendemos hasta el Estany de Sotllo para desde aquí seguir por la ruta normal de descenso que ahora a la vuelta se nos hace eterna.escendemos hasta el Estany de Sotllo para desde aquí seguir por la ruta normal de descenso.

6 de febrer del 2005

06/02/2005 - Maladeta


Llegamos el sábado a Benasque. Una rápida visita a la Barrabés, más por ver cosas que por poder comprarlas, unas compras de última hora en el supermercado, un bocata caliente en el bar de los guías, alquilar unas raquetas y volver al coche.

Un tramo más de carretera y dejamos el coche a un lado de esta, junto al desvío hacia el Hospital de Benasque.

Mochilas a la espalda y a patear.

Poco antes de llegar al Hospital ya nos podemos poner las raquetas. Seguimos, bastante rápido y muy cómodamente por las pistas preparadas para el esquí de fondo y las excursiones con raquetas hasta llegar a la Besurta y desde aquí la subida hasta el refugio de la Renclusa es bastante directa.

Llegamos al refugio de la Renclusa (2140 m), que está cerrado, y entramos en la parte del refugio libre. Es caótico. La parte donde está la chimenea y el comedor está lleno de nieve y en la habitación de las literas, donde al menos hay colchones, se ha hundido parte del techo y ha entrado un poco de nieve. Oímos voces, salimos fuera, donde de momento hace sol y menos frío que aquí dentro y nos encontramos con Alex, un amigo de Barcelona.

Charlamos un rato con el y con sus dos compañeros. Están haciendo una travesía con esquís y han parado aquí por casualidad.

Poco después nos despedimos y sin perder más tiempo nos ponemos manos a la obra.

Encontramos una pala y pasamos un buen rato sacando nieve. Una vez finalizada la limpieza Quico prepara algo para comer mientras yo le doy los últimos golpes de piolet al hielo de la puerta que no deja que se cierre.

Después de comer se nos empieza a hacer un poco extraño no ver a nadie más. En una zona como esta, con el Aneto aquí al lado es muy raro no encontrarse con alguien.

Pasamos la tarde fuera, charlando, mientras el sol aun nos da algo de calor.

Al oscurecer un poco entramos en el refugio y no mucho después aparecen tres personajes. Una invasión bárbara donde si nos despistamos hasta perdemos nuestros sitios para dormir No sabría como definirlos pero sin ser mala gente no puedo decir que nos cayeran demasiado simpáticos. Digamos que van a su rollo y no mantenemos muchas más conversaciones que las habituales por estos lares mientras cenamos algo; como se llaman, de donde vienen, que tienen pensado hacer al día siguiente…en estas que llega la hora de ir a dormir y sin perder ni un segundo ya estamos metimos en los sacos y sobre un colchón, que maravilla.

Nos despertamos de madrugada y todavía hace mucho frío. Nos despedimos de los tres tios, que ya se ponen en marcha con la idea de hacer la cresta de Alba y nos hacemos una sopita para calentar motores. Salimos fuera, nos calzamos las raquetas y nos ponemos en marcha.

Desde aquí seguimos la ruta normal de ascensión al Aneto, en dirección al Collado de los Portillones, remontando palas de nieve de unos 40º. No hay más huellas que la de los tres que han dormido con nosotros y que por la luz de sus frontales, parece que también van para arriba, suponemos que deben haber cambiado de idea. Llegamos a la altura del Portillón Superior (2800 m), punto por el que se cruza hacia el glaciar del Aneto, y seguimos subiendo mientras amanece y las primeras luces iluminan las nubes en el horizonte. Allá arriba, tres puntos giran hacia la derecha, ya nos parecía raro ir hacia los picos de Alba ganando tanta altura. Ahora ya tenemos justo enfrente el pico hacía el que nos dirigimos, La Maladeta.

Llegamos a la altura del glaciar y desde aquí, casi sin perder la interminable línea recta, vamos hacia los pies del Collado de la Rimaya (3100 m), situado a la derecha del pico. El viento ha arreciado y el frío empieza ha ser algo insoportable, además allá arriba ya nos hacemos a la idea de que va a ser bastante más desagradable.

Cambiamos las raquetas por los crampones y los bastones por el piolet y ascendemos por un corredor de unos 60º con nieve muy buena, que finaliza en el Collado de la Rimaya (3200 m).

El viento nos golpea con fuerza pero ya casi lo hemos conseguido. Giramos a la izquierda y remontamos una fácil arista hasta la cumbre de La Maladeta (3308 m).

El tiempo justo de hacerse unas fotos y otra vez para abajo. Quico baja la canal casi corriendo y yo que soy más cagado la bajo de espaldas, muerto de envidia, hasta que cojo algo de confianza.

Una vez abajo y un poco a salvo del viento nos sentamos a descansar, bebemos algo de agua, cuatro frutos secos y ya sin crampones ni raquetas hasta el refugio donde paramos a recoger lo que habíamos dejado.

Otra vez un descanso, pero esta vez un poco más agradable y largo que el anterior. Un último vistazo a la montaña y nos ponemos en marcha, ahora ya solo queda un paseo hasta el coche.